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domingo, 28 de octubre de 2012

Zona de habitabilidad planetaria



En las amenas sesiones de observación con las visitas y nuestros amigos clientes, surge casi indefectiblemente la pregunta ¿… y alguna vez has visto un ovni o algo raro? Y la respuesta es siempre: ¡nunca!

No es de extrañar que el solo pensamiento sobre la cantidad de estrellas en nuestra galaxia y contando con los miles de millones de galaxias existentes nos lleve a la pregunta sobre la vida en otros planetas. La respuesta mas inmediata es: SEGURAMENTE.
Cada día hay noticias sobre le descubrimiento de nuevos planetas entorno a estrellas de nuestra galaxia y cada vez mas cercanos en tamaño a la Tierra, pero aún lo suficientemente calientes como para no presentar las condiciones requeridas para seres vivos y no hablamos de inteligencia, solo seres vivos aun del tipo microbio.
Dados los descubrimientos de la astrofísica en la cantidad y variedad de moléculas existentes en el medio interestelar en el que abundan elementos como el agua, los formaldehídos, radicales libres, y muchas de las moléculas prebióticas, parece que lo que llamamos vida debería de estar por doquier inundando cada rincón posible.
Pero, siempre hay un pero, si raspamos un poco mas profundamente empezamos a encontrar muchos condicionantes que restringen una y otra vez estas aparentes posibilidades. La primer dificultad es definir exactamente lo que se entiende por vida, aunque resulta muy evidente no lo es en absoluto definirlo. Pruebe Vd.  a dar una respuesta.

Zona de habitabilidad en nuestra galaxia


En definitiva nos enfrentamos a que las condiciones de un entrono propicio no podrán nunca sobrepasar unos límites, presión, temperatura, agua parecen imprescindibles y no solo para vida como la conocemos en nuestro planeta sino en un sentido amplio. Esto sitúa al planeta y su estrella en un rango de distancias que permitan que esas variables no sobrepasen esos límites, conocidas en nuestro sistema solar son extrapolables a otros sistemas de modo que se establece una zona de habitabilidad, pero esa zona de habitabilidad no solo se impone en la relación estrella-planeta sino también en la que la estrella ocupa en la galaxia, es decir la galaxia tiene también su zona de habitabilidad dentro de la cual han de estar las estrellas candidatas. Ya tenemos entonces el doble condicionamiento, zona de habitabilidad de la galaxia y zona de habitabilidad del sistema estelar.
Las moléculas necesarias para la vida tienen elementos que han sido forjados en los corazones de las estrellas, no han existido en la formación del universo inicialmente.
En la parte mas externa de la galaxia hay una carencia importante de estos elementos necesarios y en la parte mas interna la radiación es excesiva, no es casualidad que nuestra estrella este en esa zona intermedia y además sea un producto reciclado usando materiales que se gestaron en previas construcciones y generaciones estelares.
Los planetas también tienen una condición semejante a la hora de establecerse entorno a una estrella, su lugar esta definido en parte por su composición además de sus otros parámetros físicos.
Zonba de habitabilidad en un sistema planetario
Aún pasado el filtro que supone esta doble condición hemos de pasar por todo un proceso evolutivo que en absoluto es conocido por la enorme cantidad de ambientes que estas posibilidades abren, las combinaciones azarosas de moléculas, destrucciones y recombinaciones de estructuras y fragmentos abren una riqueza que puede aportar cientos de miles de soluciones evolutivas diferentes a las conocidas por nuestra cercana experiencia dando existencia a organismos “vivos” si hemos llegado a encorar su definición de “vivo”. Si así fuera todavía seria necesario evolucionar hacia especias superiores más complejas, llegar a organismos o seres inteligentes que además sean capaces de desarrollar una tecnología y por último y el punto más crítico ser coincidente temporalmente con otra, quizá la nuestra, sabiendo que cualquier comunicación tardará millones de años en viajar por el espacio camino del mundo receptor, no olvidemos que si fuéramos los receptores nuestra posible respuesta si de ello fuéramos capaces tardaría el mismo tiempo en regresar a su destino en un viaje que llevaría los mismos millones de años que tardo en llegar.
Nuestra civilización tecnológica es una mínima fracción de la historia biológica de la Tierra y por el camino que lleva todo parece indicar que es autodestructiva, si fuera así de exportable como suponemos la evolución vista desde nuestra experiencia, no existe en la práctica ese instante de coincidencia multi-civilización que permita saber de la existencia mutua.

A la pregunta inicial, como recientemente se argumentaba en una conferencia a la que asistí, si la respuesta fuera dada por un biólogo sería afirmativa de manera rotunda y si la diera un astrofísico sería entonces negativa.
Después de esta breve reflexión en base a las zonas de habitabilidad una solución razonable es: La vida inteligente y tecnológica como la conocemos es muy POSIBLE pero es muy poco PROBABLE.
F. Garcia
               

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Elimino el comentario anterior por corregir y completar :)
      Además de todo lo que has dicho,si hablamos de encontrar una "sociedad tecnológicamente desarrolada" hay otro aspecto que según parece pudo haber tenido relevante importancia para que se diera, al menos en nuestro planeta; y este es la formación de la luna, por varias razones:

      hace 4.527 ± 0.010 mil millones de años, cuando se formó la luna (según wikipedia), ésta se encontraba mucho más cerca de la tierra y orbitando a su alrededor a una velocidad mucho mayor. Por supuesto, su formación tuvo efectos sobre el planeta: además de haber reducido la velocidad de rotación terrestre (el tiempo que tarda la tierra en dar una vuelta sobre sí misma), pudo haber servido como escudo, contra el bombardeo que sufría el sistema solar por aquel entonces, "allanando así el camino para un futuro desarrollo de la vida, y por supuesto, su posterior evolución.

      Tambien es de "vital" importancia, o al menos sirvió como "acelerador" de la conquista terrestre (hecho que desencadenó muy posteriormente la evolución tecnológica), el efecto de las mareas. Todas las evidencias apuntan a que la vida se originó en el interior oceánico, en "la sopa primigenia" y las mareas ayudaron "sacar" la vida fuera del agua (mientras se retira una alta marea y llega la siguiente), hubo organismos que pudieron gracias a la selección Darwiniana (y Lamarckiana)adaptarse al medio e iniciar la conquista terrestre, y con ello, caminar hacia la evolución tecnológica.

      Y a todo esto: si la luna es tan importante para la aparición de una sociedad tecnológica (al menos así lo parece en nuestro planeta, repito) ¿cuan frecuente es una luna en un planeta como el nuestro?
      De todas las teorías que se han expuesto para explicar el origen de nuestro raro satélite (raro comparado con los demás del sistema solar, que son los que a fin de cuentas, conocemos), sin entrar en detalles, la que tiene mayor aceptación (fué propuesta por Reginald Aldworth Daly en 1940), es aquella que sugiere más o menos que: un cuerpo más o menos del tamaño de marte (llamado Theia), colisionó con la tierra primigenia, fusionandose con ella, y lanzando "trozo" al espacio que empezó a orbitar... aquí está nuestra luna.
      Pero simulaciones por ordenador (por la Dra. Robin Canup) demuestran que la formación lunar, no fué por una colisión, sino dos, del mismo cuerpo, y para que esto se dé, este cuerpo tiene que venir con una velocidad y con un ángulo muy determinados (en castellano llano, que se formó de chorra, oíga.). Reduciéndose así la posibilidades de la aparición de otro satelite como el nuestro en cualquier otro lugar.

      Así que a la famosa ecuación de Drake que intenta calcular el número de civilizaciones tecnológicamente avanzadas, haya que incluirle el factor de tasa formación de lunas, que parece tan importante para que se desarrolle una civilización tecnológica en un receptáculo como la tierra.

      con todo esto, queria llegar a la conclusión de que quizá la vida tecnológicamente desarrollada quizá no sea tan común por ahí fuera, y la que haya, no esté lo suficientemente cerca como para compartir información con ellos, y ni mucho menos para visitarnos......

      referncias de: Luna y civilización de Jorge Laborda. Un gran libro que merece la pena leer.

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