En las
amenas sesiones de observación con las visitas y nuestros amigos clientes,
surge casi indefectiblemente la pregunta ¿… y alguna vez has visto un ovni o
algo raro? Y la respuesta es siempre: ¡nunca!
No es
de extrañar que el solo pensamiento sobre la cantidad de estrellas en nuestra
galaxia y contando con los miles de millones de galaxias existentes nos lleve a
la pregunta sobre la vida en otros planetas. La respuesta mas inmediata es:
SEGURAMENTE.
Cada
día hay noticias sobre le descubrimiento de nuevos planetas entorno a estrellas
de nuestra galaxia y cada vez mas cercanos en tamaño a la Tierra, pero aún lo
suficientemente calientes como para no presentar las condiciones requeridas
para seres vivos y no hablamos de inteligencia, solo seres vivos aun del tipo
microbio.
Dados
los descubrimientos de la astrofísica en la cantidad y variedad de moléculas
existentes en el medio interestelar en el que abundan elementos como el agua, los
formaldehídos, radicales libres, y muchas de las moléculas prebióticas, parece
que lo que llamamos vida debería de estar por doquier inundando cada rincón
posible.
Pero,
siempre hay un pero, si raspamos un poco mas profundamente empezamos a
encontrar muchos condicionantes que restringen una y otra vez estas aparentes
posibilidades. La primer dificultad es definir exactamente lo que se entiende
por vida, aunque resulta muy evidente no lo es en absoluto definirlo. Pruebe
Vd. a dar una respuesta.
Zona de habitabilidad en nuestra galaxia |
En
definitiva nos enfrentamos a que las condiciones de un entrono propicio no
podrán nunca sobrepasar unos límites, presión, temperatura, agua parecen
imprescindibles y no solo para vida como la conocemos en nuestro planeta sino
en un sentido amplio. Esto sitúa al planeta y su estrella en un rango de
distancias que permitan que esas variables no sobrepasen esos límites, conocidas
en nuestro sistema solar son extrapolables a otros sistemas de modo que se
establece una zona de habitabilidad, pero esa zona de habitabilidad no solo se
impone en la relación estrella-planeta sino también en la que la estrella ocupa
en la galaxia, es decir la galaxia tiene también su zona de habitabilidad
dentro de la cual han de estar las estrellas candidatas. Ya tenemos entonces el
doble condicionamiento, zona de habitabilidad de la galaxia y zona de
habitabilidad del sistema estelar.
Las moléculas
necesarias para la vida tienen elementos que han sido forjados en los corazones
de las estrellas, no han existido en la formación del universo inicialmente.
En la
parte mas externa de la galaxia hay una carencia importante de estos elementos
necesarios y en la parte mas interna la radiación es excesiva, no es casualidad
que nuestra estrella este en esa zona intermedia y además sea un producto
reciclado usando materiales que se gestaron en previas construcciones y
generaciones estelares.
Los planetas también tienen una condición
semejante a la hora de establecerse entorno a una estrella, su lugar esta
definido en parte por su composición además de sus otros parámetros físicos.
Zonba de habitabilidad en un sistema planetario |
Aún
pasado el filtro que supone esta doble condición hemos de pasar por todo un
proceso evolutivo que en absoluto es conocido por la enorme cantidad de
ambientes que estas posibilidades abren, las combinaciones azarosas de
moléculas, destrucciones y recombinaciones de estructuras y fragmentos abren una
riqueza que puede aportar cientos de miles de soluciones evolutivas diferentes
a las conocidas por nuestra cercana experiencia dando existencia a organismos
“vivos” si hemos llegado a encorar su definición de “vivo”. Si así fuera
todavía seria necesario evolucionar hacia especias superiores más complejas,
llegar a organismos o seres inteligentes que además sean capaces de desarrollar
una tecnología y por último y el punto más crítico ser coincidente
temporalmente con otra, quizá la nuestra, sabiendo que cualquier comunicación
tardará millones de años en viajar por el espacio camino del mundo receptor, no
olvidemos que si fuéramos los receptores nuestra posible respuesta si de ello
fuéramos capaces tardaría el mismo tiempo en regresar a su destino en un viaje
que llevaría los mismos millones de años que tardo en llegar.
Nuestra
civilización tecnológica es una mínima fracción de la historia biológica de la
Tierra y por el camino que lleva todo parece indicar que es autodestructiva, si
fuera así de exportable como suponemos la evolución vista desde nuestra
experiencia, no existe en la práctica ese instante de coincidencia
multi-civilización que permita saber de la existencia mutua.
A la
pregunta inicial, como recientemente se argumentaba en una conferencia a la que
asistí, si la respuesta fuera dada por un biólogo sería afirmativa de manera
rotunda y si la diera un astrofísico sería entonces negativa.
Después
de esta breve reflexión en base a las zonas de habitabilidad una solución
razonable es: La vida inteligente y tecnológica como la conocemos es muy POSIBLE pero es muy poco
PROBABLE.
F. Garcia